La inteligencia artificial nos lleva a la idea de máquinas inteligentes, que resuelven o facilitan la vida a los seres humanos, detrás de todo este boom existen profesionales o tecnólogos que planifican y/o programan para hacer que las computadoras ejecuten estos mecanismos. Algunos programas, sin duda, han alcanzado niveles de desempeño impresionantes, perfectamente comparables a expertos o profesionales humanos, tal es el caso de diagnósticos médicos, motores de búsqueda de información en la web, reconocimiento de voz o escritura, en fin, diversos desempeños de alto nivel.
A pesar de todos los avances que vemos hoy día, aún no se pueden conseguir software o máquinas que igualen la flexibilidad, los sentidos sensoriales, la creatividad, la personalidad, las emociones, entre otras características propias del ser humano.
Los equipos pueden ser extremadamente rápidos en el procesamiento de la lógica y los datos, por no tener limitaciones biológicas, pero hasta ahora no pueden crear cosas o abrir nuevos caminos en el conocimiento. En resumen, es altamente oportuno utilizar la tecnología y las herramientas para mejorar nuestras labores diarias, pero no depender en un 100% de sus bondades, tenemos un juicio propio que debemos utilizar para ciertas actividades, decisiones o acciones que así lo ameritan.